sexta-feira, junho 01, 2007
mensagem aos cristãos - Camilo Torres
«Las convulsiones producidas por los acontecimientos políticos, religiosos y sociales de los últimos tiempos, posiblemente han llevado a los creistianos de Colombia a mucha confusión. Es necesario que en este momento decisivo para nuestra historia, los cristianos estemos firmes alrededor de las bases esenciales de nuestra religión.

Lo principal en el Catolicismo es el amor al prójimo. "El que ama a su prójimo cumple con su ley." (S. Pablo, Rom. XIII, 8). Este amor, para que sea verdadero, tiene que buscar eficacia. Si la beneficencia, la limosna, las pocas escuelas gratuitas, los pocos planes de vivienda, lo que se ha llamado "la caridad", no alcanza a dar de comer a la mayoría de los hambrientos, ni a vestir a la mayoría de los desnudos, ni a enseñar a la mayoría de los que no saben, tenemos que buscar medios eficaces para el bienestar de las mayorías.

Esos medios no los van a buscar las minorías privilegiadas que tienen el poder, porque generalmente esos medios eficaces obligan a las minorías a sacrificar sus privilegios. Por ejemplo, para lograr que haya más trabajo en Colombia, sería mejor que no se sacaran los capitales en forma de dólares y que más bien se invirtieran en el país en fuentes de trabajo. Pero como el peso colombiano se desvaloriza todos los días, los que tienen el dinero y tienen el poder nunca van a prohibir la exportación del dinero, porque exportándolo se libran de la devaluación.

Es necesario entonces quitarles el poder a las minorías privilegiadas para dárselo a las mayorías pobres. Esto, si se hace rápidamente es lo esencial de una revolución. La Revolución puede ser pacífica si las minorías no hacen resistencia violenta. La Revolución, por lo tanto, es la forma de lograr un gobierno que dé de comer al hambriento, que vista al desnudo, que enseñe al que no sabe, que cumpla con las obras de caridad, de amor al prójimo, no solamente en forma ocasional y transitoria, no solamente para unos pocos, sino para la mayoría de nuestros prójimos. Por eso la Revolución no solamente es permitida sino obligatoria para los cristianos que vean en ella la única manera eficaz y amplia de realizar el amor para todos. Es cierto que "no haya autoridad sino de parte de Dios" (S. Pablo, Rom. XIII, 1). Pero Santo Tomás dice que la atribución concreta de la autoridad la hace el pueblo.
Cuando hay una autoridad en contra del pueblo, esa autoridad no es legítima y se llama tiranía. Los cristianos podemos y debemos luchar contra la tiranía. El gobierno actual es tiránico porque no lo respalda sino el 20% de los electores y porque sus decisiones sales de las minorías privilegiadas.

Los defectos temporales de la Iglesia no nos deben escandalizar. La Iglesia es humana. Lo importante es creer también que es divina y que si nosotros los cristianos cumplimos con nuestra obligación de amar al prójimo, estamos fortaleciendo a la Iglesia.

Yo he dejado los privilegios y deberes del clero, pero no he dejado de ser sacerdote. Creo que me he entregado a la Revolución por amor al prójimo. He dejado de decir misa para realizar ese amor al prójimo, en el terreno temporal, económico y social. Cuando mi prójimo no tenga nada contra mí, cuando haya realizado la Revolución, volveré a ofrecer misa si Dios me lo permite. Creo que así sigo el mandato de Cristo: "Si traes tu ofrenda al altar y allí te acuerdas de que tu hermano tiene algo contra ti, deja allí tu ofrenda delante del altar, y anda, reconcíliate primero con tu hermano, y entonces ven y presenta tu ofrenda" (S. Mateo V, 23-24).

Después de la Revolución los cristianos tendremos la conciencia de que establecimos un sistema que está orientado por el amor al prójimo.
La lucha es larga, comencemos ya...


Camilo Torres
»

Carlos Cunha
posted by @ 3:01 da tarde  
5 Comments:
  • At 1 de junho de 2007 às 17:22, Blogger Luís Aguiar Santos said…

    Há um comentário curto que se pode fazer a este texto: APOSTASIA.

     
  • At 1 de junho de 2007 às 17:47, Blogger CC said…

    Há mais, Luís. :)

     
  • At 1 de junho de 2007 às 17:50, Blogger Luís Sá said…

    Los defectos temporales de la Iglesia no nos deben escandalizar. La Iglesia es humana. Lo importante es creer también que es divina y que si nosotros los cristianos cumplimos con nuestra obligación de amar al prójimo, estamos fortaleciendo a la Iglesia.

    Este é o cerne da questão, e descernir bem o que fazer em função dela é em geral bem difícil...

     
  • At 1 de junho de 2007 às 18:46, Anonymous Anónimo said…

    Que vivam os "apóstatas" que são capazes de dar a vida por uma causa, por muito nojo que isso possa provocar ao Sr. Luís Aguiar Santos.
    Segue cantiga do grande Daniel Viglietti:

    Camilo Torres
    (Daniel Viglietti)

    Donde cayo Camilo
    nacio una cruz,
    pero no de madera
    sino de luz.
    Lo mataron cuando iba
    por su fusil,
    Camilo Torres muere
    para vivir.

    Cuentan que tras la bala
    se oyo una voz,
    era Dios que gritaba:
    Revolucion!

    Revisar la sotana
    mi general,
    que en la guerrilla cabe
    un sacristan.
    Lo clavaron con balas
    en una cruz,
    lo llamaron bandido
    como a Jesus.

    Y cuando ellos bajaron
    por su fusil,
    se encontraron que el pueblo
    tiene cien mil
    cien mil Camilos prontos
    a combatir,
    Camilo Torres muere para vivir.

     
  • At 5 de junho de 2007 às 16:47, Blogger Luís Aguiar Santos said…

    Caro "apóstata", "dar a vida por uma causa", assim sem mais, é coisa que não nos deve impressionar por aí além. O que não faltam são mártires de causas diabólicas. Já se for para morrermos por Jesus Cristo - se a isso formos de facto obrigados, não porque transformemos esse gesto numa grotesca extensão da nossa vaidade -, então que o façamos por Ele, como muitos nossos ascendentes na fé o fizeram para, por exemplo, não terem de O negar. Já fazê-lo porque se está a lutar contra a "injustiça" no mundo (às vezes de armas na mão), insisto que é apostasia.

     
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